EVALUACIÓN DE COMUNICACIÓN,
CULTURA Y SOCIEDAD
Leer el citado artículo periodístico con una nota
de actualidad publicada en página 12 y contestar usando el razonamiento y la
capacidad crítica las siguientes preguntas:
1)
¿Cuál
es la noticia principal del artículo periodístico publicado en el diario Página
12?
2)
¿Qué
detalles importantes acompañan la noticia?
3)
¿Con
qué otro concepto se define en el artículo al término COHETE? ¿Y con qué está
vinculado el término COHETE?
4)
¿Qué es
el INVAP?
5)
¿Qué
significa que el satélite realiza un recorrido GEOESTACIONARIO?
6)
¿Qué
relación encuentra entre lo que se menciona en el artículo y el concepto de la
Sociedad de la información?
7)
¿Qué
análisis puede hacer a partir de la existencia de un proyecto de Satélite
propio lanzado al espacio y los siguientes conceptos?
-
NUEVOS
HÁBITOS DE LA VIDA COTIDIANA
-
ALDEA
GLOBAL
8)
¿Qué
interpretación puede hacer a partir de la lectura y lo trabajado en la
UNIDAD 4 sobre estas dos frases?
(interpretarlas por separado):
-
FRASE
1: ¨El mundo que hoy transitamos es un mundo diferente del de apenas unas
décadas atrás: el volumen, el dinamismo y la complejidad de información superan
exageradamente cualquier etapa anterior de la sociedad¨.
-
FRASE
2: ¨Más que nunca las formas de conectarnos con los demás se realizan por
medios digitales y electrónicos, lo cual permite aumentar la frecuencia,
cantidad y calidad de las interacciones¨.
EL PAIS› EL SATELITE ARSAT-1 SE LANZO EXITOSAMENTE
DESDE LA BASE ESPACIAL DE GUAYANA FRANCESA
Argentina ahora de
verdad está fuera del mundo
Luego de un momento inicial de incertidumbre
provocado por el clima, el lanzador Ariane 5 despegó con éxito a las 18.44,
llevando consigo al Arsat-1. El satélite argentino emprendió un viaje de 36 mil
kilómetros que le demandará tres días hasta llegar a su posición orbital.
El satélite Arsat-1 ya está en el
espacio, a miles de kilómetros de distancia de la Tierra. Fue lanzado ayer a
las 18.44 por el cohete Ariane 5 desde la base espacial de Kourou, Guayana
Francesa. Su construcción y puesta a punto se realizó íntegramente en la
Argentina. También serán nacionales las maniobras de viaje hasta la posición
orbital establecida y la operatoria una vez que esté en funcionamiento. Arsat-1
demandó una inversión de 270 millones de dólares por parte del Estado nacional.
Si el proceso se completa con éxito, será la primera operación de este tipo en
un satélite de telecomunicaciones por parte de un país de América latina. El
evento generó ansiedad, nervios, festejos, satisfacción y una profunda emoción
en todos los argentinos que lo presenciaron, en especial en los científicos
comprometidos en este ambicioso proyecto.
Cerca de las 19.30, con el éxito del
lanzamiento asegurado, comenzaron en el Salón Júpiter los discursos de los
directivos de Ariane Space y de las autoridades argentinas. “Estamos muy
agradecidos. Esperamos que esto sea el comienzo, como los primeros pasos que en
los ’60 dio el Estado francés en esta materia”, dijo el ministro de
Planificación, Julio De Vido. Lo precedió Norberto Berner, secretario de
Comunicaciones, quien planteó que “esto es comparable con muy pocas cosas en la
historia argentina. Y nos va a permitir brindar un muy buen servicio de
telecomunicaciones”. En tanto, Matías Bianchi, presidente de Arsat, indicó que
“esto es un legado para nosotros y para las futuras generaciones, el comienzo
de una historia larga para que nadie pueda pensar en dar un paso atrás”. Los
tres reconocieron a los trabajadores de Arsat, Invap y Ceatsa, agradecieron a
la presidenta Cristina Fernández y recordaron al ex presidente Néstor Kirchner.
También integraron la delegación argentina el titular del Invap, Horacio Osuna,
y los gobernadores de Entre Ríos, Sergio Urribarri; de Formosa, Gildo Insfrán,
y el intendente de Berazategui, Juan Patricio Mussi, entre otros. Durante el
lanzamiento, además, se hizo presente la ministra de Educación y Ciencia de
Francia, Najat Vallaud-Belkacem.
Lágrimas
“Más de esto no podemos hacer. Nos
queda estar conformes, contentos y esperar que mañana –por ayer– salga todo
como lo planificamos”, levantó la copa uno de los muchachos del Invap en el
íntimo brindis entre unos veinte científicos argentinos, en la previa del
lanzamiento en la calurosa medianoche franco-guayanesa. Velocidad, distancia,
eficiencia, recorrido orbital, cohetes, posición geoestacionaria, no tener
margen de error... son datos duros y variables lejanas al universo de palabras
de la vida cotidiana, que contrastan con el clima antes del lanzamiento que
vivían hombres y mujeres, muchos de ellos muy jóvenes y otros con más
trayectoria. Estaban entusiasmados, emocionados varios. Aplaudieron, se
abrazaron y hasta corearon el Himno en el lobby del hotel, para sorpresa de los
empleados y molestia, seguramente, de algún turista francés (de los pocos que
hay en esta ciudad) con ganas de dormir. Como si estuvieran en la tribuna antes
de un partido del Mundial: un sentido de patria que nace de un evento inusual,
quieren ellos, fundacional. Fue un festejo contenido, pero intenso.
El día esperado
Al día siguiente, la jornada comenzó
con el sol, desde su salida, quemando la piel. Unos treinta científicos del
Invap y de Arsat, muchos de los cuales están en este país desde hace un mes
para los ensayos preparatorios, se trasladaron temprano desde el hotel Atlantis
hasta la base espacial. Cumplieron un papel fundamental, porque desplegaron
toda una serie de operaciones sobre el satélite durante el lanzamiento para que
las cosas salieran bien.
El Salón Júpiter de la Base Espacial de
la Unión Europea, que funciona desde los ’60 en la zona de Kourou, está ubicado
en el edificio central, la “torre de control” de este aeropuerto espacial. Es
un amplio anfiteatro dividido en dos: en la pecera están sentados, con
computadoras, teléfonos, máquinas de cálculo complejo y amplias pantallas, los
técnicos franceses de Ariane Space, la firma encargada del lanzamiento, junto a
los científicos argentinos. Más acostumbrados a ver este tipo de eventos en las
películas norteamericanas que a presenciarlos en la realidad, varias veces
circula entre los periodistas el chiste sobre el famoso llamado a Houston.
Fuera de la pecera hay gradas para que funcionarios y otros miembros de la
delegación puedan ver con sus propios ojos la compleja operación.
La empresa Ariane Space pertenece al
Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia y a las empresas espaciales
europeas. La firma le cobró al Estado argentino 90 millones de dólares, una
tercera parte del costo total del proyecto del Arsat-1, por el servicio del
lanzamiento. El lanzador a cargo (en la jerga prefieren no llamarlo “cohete”,
palabra más vinculada con el ejercicio militar) es el Ariane 5, artefacto al
que se ensambló el Arsat-1 el pasado 9 de octubre. El satélite argentino no
comenzó su viaje en soledad: lo acompañó un satélite de la empresa DirecTV.
Ariane Space realiza lanzamientos todos los meses. En septiembre envió al
espacio satélites de telecomunicaciones de Malasia y Australia, aunque ninguno
de los dos fue construido por esos países, como sí sucedió en el caso
argentino. El del Arsat-1 fue el lanzamiento número 220 de Ariane Space. En ese
historial hubo dos abortos por fallas detectadas. También la cuestión climática
juega su partido: con mucho viento o rayos, no hay lanzamiento hasta el día
siguiente. De hecho, las nubes negras que aparecieron ayer en la tarde de
Kourou despertaron algunos interrogantes iniciales, que luego se confirmarían.
“Esto es muy cambiante, pero se puede complicar”, admitía Lilian, una empleada
de Ariane, a este cronista, camino a la base espacial.
El viaje
El lanzamiento es la etapa más sensible
de este tipo de proyectos. Las extremas condiciones en términos de vibración,
temperatura y sonido fuerzan la resistencia del satélite. Para reducir al
mínimo la posibilidad de tener cualquier desperfecto técnico, que podría ser
determinante en instancias así, el equipo del Invap, la empresa rionegrina
contratada para la construcción del artefacto, realizó todo tipo de pruebas de
esfuerzo en su centro de testeo en Bariloche.
Con esa carga de nerviosismo encima, a
las seis de la tarde comenzó el evento en el Salón Júpiter de la base espacial.
Una definición que contó con todos los condimentos. Finalmente, a las 18.44 se
encendió el motor principal y comenzaron a funcionar los boosters de
propulsión. Apenas despegó el cohete, un millón de litros de agua se arrojaron
para enfriar la plataforma después de lanzamiento y, sobre todo, para que el
inmenso ruido (el más potente de los generados por el hombre) disminuya y no
dañe el satélite.
Durante los primeros 60 segundos, el
lanzador alcanzó una velocidad de 7 mil kilómetros por hora y una altitud de 60
kilómetros sobre el nivel del mar. En ese momento se desprendieron los boosters
de propulsión, operación que ya no se pudo ver en el cielo. Pocos segundos
después, luego de pasar un punto máximo de presión dinámica que ejerce la
atmósfera, el Ariane 5 abrió la cofia que protege al satélite. Se recorrieron
en ese momento 1800 kilómetros y la velocidad alcanzó los 25 mil kilómetros por
hora, cuando se desprendió el motor principal y se completó la primera etapa.
Durante los siguientes 15 minutos, los motores incrementaron la velocidad y la
altitud del lanzador para poder llegar al punto de inyección. Luego de 33
minutos de viaje y a 300 kilómetros sobre el nivel del mar, se apagaron los
motores secundarios y se separaron el satélite y el Ariane 5.
A partir de ese momento, el satélite
entró en una órbita de transferencia. Es tal vez el momento de más nerviosismo
del proceso, porque desde el centro de control en Benavídez se busca establecer
el primer contacto con el artefacto y analizar en qué estado superó el proceso
de lanzamiento. A las 19.35, Matías Bianchi confirmó que “llegó la telemetría,
el lanzamiento fue exitoso, ya lo podemos asegurar”. Una vez que la estación
toma control, realiza revisiones y habilita parte de los sistemas del satélite.
Luego se enciende el motor primario del Arsat-1, que dará en las siguientes 48
horas cuatro órbitas al planeta, durante las cuales los técnicos desplegarán
los paneles (con los que el artefacto mide 16 metros de largo) y realizarán una
serie de maniobras para llegar a la posición final, en una órbita de 36 mil
kilómetros de la Argentina. A esa distancia, el recorrido es geoestacionario,
es decir que el satélite se mueve al mismo ritmo que la Tierra. De esa manera,
el artefacto siempre “ilumina” el territorio argentino y puede transmitir las
señales sin interrupciones.
Desde que el cohete lo eyecta hasta su
destino final, se prevé que el Arsat-1 consuma entre el 70 y el 80 por ciento
de los 1500 litros de combustible que lleva consigo. El combustible equivale a
vida útil estimada en quince años, por eso los técnicos tendrán como prioridad
durante las maniobras la austeridad en el consumo. El comando argentino del
satélite hasta su ubicación final también es otra particularidad del proyecto,
porque otros países adquieren todo el combo “llave en mano” y comienzan a
operar el artefacto (si es que lo hacen) cuando está en posición.
El destino
El satélite, que pesa tres toneladas,
se ubicará en la posición geoestacionaria 71,8 grados de longitud oeste. El
Arsat-1 va a reemplazar al AMC-6, operado por la empresa SES, que es alquilado
por el Estado nacional para brindar servicios de telefonía, internet, datos y
televisión exclusivamente en el país, funciones que ocupará, una vez que esté
en operación, el nuevo satélite. En ese momento, el AMC-6 pasará a “posición
inclinada” y se desactivará. La otra posición orbital con la que cuenta el
país, la 81 grados oeste, está ocupada con dos satélites alquilados, el AMC-2 y
el IS603, con cobertura en el continente americano. Serán reemplazados por el
Arsat-2, cuya construcción tiene un grado de avance de 70 por ciento y se
lanzaría el año que viene. Permitirá exportar a otros países de la región
servicios de comunicación.
A veces como formalismo, otras como
manera de expresar admiración por lo que nos ofrece alguien. Como un impulso
ante un buen chiste o en agradecimiento por el esfuerzo. Como homenaje. El rito
de siempre, el aplauso. Fueron varios, todos generosos, sentidos y con
sensación de irrepetible, que cerraron la jornada.